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miércoles, 13 de marzo de 2013

La partida




Todo el mundo sabía que yo había vuelto, por eso tenía la seguridad de que ella también lo sabría. Ahora podía volver a verla, por la noche, a escondidas, solo como amiga para el resto del mundo, pero en realidad nos mantendríamos como siempre, como entonces.

Éramos dos personas que en aquel momento, no pudimos estar juntas, por el ambiente general, por la excesiva juventud, o por la negativa de su padre a nuestro vínculo. Ahora con el poso de la edad, era nuestro tiempo. En este momento no tenía nada que temer, su padre ya no podía molestarnos.

Llegué a la hora prevista. Me acerqué con sigilo como otras veces, hacía ya mucho tiempo. Subí por el árbol como entonces, aunque ahora con más dificultad. Al asomarme a su ventana la vi sentada en la cama. Había cambiado, estaba más mujer, estaba más redondeada, no tan delgada como entonces, con el pelo algo más corto, y los ojos... como siempre.

Cuando entré nos quedamos mirándonos. Sus ojos se posaron suavemente en  los míos. Permanecimos así un tiempo agradable e infinito. Yo me puse a estudiarla, como hacía otras veces, ella soportó mi mirada, me acarició desde la distancia, me dejé acariciar y a mi vez le expresé amor. Ella comenzó una sonrisa, que lentamente fue creciendo y creciendo. Se me empezó a contagiar, como si me estuviera mirando a un espejo. Al llegar al máximo de sonrisa, hicimos ademán de acercarnos. Nos besamos, la felicidad fue completa.

Y al final me fui.
VIRtudess