Todo
el mundo sabía que yo había vuelto, por eso tenía la seguridad de que ella
también lo sabría. Ahora podía volver a verla, por la noche, a escondidas, solo
como amiga para el resto del mundo, pero en realidad nos mantendríamos como
siempre, como entonces.
Éramos
dos personas que en aquel momento, no pudimos estar juntas, por el ambiente
general, por la excesiva juventud, o por la negativa de su padre a nuestro
vínculo. Ahora con el poso de la edad, era nuestro tiempo. En este momento no
tenía nada que temer, su padre ya no podía molestarnos.
Llegué
a la hora prevista. Me acerqué con sigilo como otras veces, hacía ya mucho
tiempo. Subí por el árbol como entonces, aunque ahora con más dificultad. Al
asomarme a su ventana la vi sentada en la cama. Había cambiado, estaba más
mujer, estaba más redondeada, no tan delgada como entonces, con el pelo algo
más corto, y los ojos... como siempre.
Cuando
entré nos quedamos mirándonos. Sus ojos se posaron suavemente en los míos. Permanecimos así un tiempo
agradable e infinito. Yo me puse a estudiarla, como hacía otras veces, ella
soportó mi mirada, me acarició desde la distancia, me dejé acariciar y a mi vez
le expresé amor. Ella comenzó una sonrisa, que lentamente fue creciendo y
creciendo. Se me empezó a contagiar, como si me estuviera mirando a un espejo.
Al llegar al máximo de sonrisa, hicimos ademán de acercarnos. Nos besamos, la
felicidad fue completa.
Y
al final me fui.
VIRtudess